▪ El día del terremoto de Cinchona esa cooperativa, tradicionalmente caficultora, hizo su primera exportación de chips de yuca a Bélgica.
Lucía Ramírez A.
Hace 45 años la actividad cafetalera de San Miguel de Sarapiquí era muy vigorosa, pero los productores cansados de entregar su café a empresas del Valle Central y tener problemas con los pagos, decidieron unirse en una cooperativa que les diera mejores condiciones en precio y acopio.
Así nació COOPESARAPIQUÍ R.L. en 1970, con 40 productores que aportaron un capital social de ocho mil colones, en total. Ahora son 137 asociados reconocidos por Mi Cafecito, una marca de café de primera calidad producida en las zonas altas de San Carlos y Sarapiquí, entre los 800 y 1000 metros sobre el nivel del mar, baja en acidez y comercializada en los mercados europeos de comercio justo.
Debido a las variaciones del precio del café (que en un lapso de 15 años pasó de 200 dólares por quintal a 40 dólares), esta cooperativa replanteó su negocio y decidió cambiar su viejo beneficio por un microbeneficio ecológico, que consume menos agua y electricidad. Además incursionaron en el turismo mediante un tour de café donde los visitantes conocen todo el proceso, desde la semilla hasta la transformación de la broza en abono. Además cuentan con restaurante, tienda de souvenir, supermercado y ferretería.
También diversificaron su producción, ya que exportan yuca y plátanos procesados en forma de chips a una organización de comercio justo que los comercializa en Bélgica y Holanda.
"En el año 2009, cuando pensamos que ya habíamos arrancado luego de superar serios problemas financieros, se nos vino el terremoto de Cinchona. La economía cayó totalmente y se analizó la continuidad de la cooperativa porque perdimos muchos cultivos. Sin embargo, gracias a que el INFOCOOP nos había respaldado en la compra de una finca en San Carlos para sembrar yuca, el mismo día del terremoto hicimos nuestra primera exportación a Bélgica y ese proyecto nos ayudó a levantarnos hasta la fecha", expresó Ofelia Membreño, gerente de COOPESARAPIQUÍ R.L.
“El grueso de los asociados son hombres de entre 50 y 70 años, cuyos hijos ya no quieren entrar en la actividad cafetalera. Entonces estamos proponiéndoles las fincas integrales donde tengan pequeños lotes de café, yuca, plátano, pollos y les genere otros ingresos”, dijo Membreño.
Mujeres que producen desarrollo
Pensando en la inclusión de las mujeres, la cooperativa apoya a un grupo de amas de casa (en su mayoría) productoras de jabón y champú naturales.
Anteriormente los elaboraban de forma casera, pero ahora gracias al respaldo de COOPESARAPIQUÍ R.L., un fondo no reembolsable del INFOCOOP y el apoyo de la organización no gubernamental Planeterra, transformaron las antiguas oficinas de la cooperativa en un completo laboratorio que están próximo a inaugurar, mencionó Marta Elena Guerrero, líder de la cooperativa.
"Este grupo de mujeres son muy trabajadoras y comprometidas. Se han capacitado en química con la Universidad de Costa Rica, diseño con la Municipalidad de Alajuela, manipulación de alimentos y servicio al cliente con el Instituto Nacional de Aprendizaje y doctrina cooperativa con el INFOCOOP", indicó Sonia Chacón, ejecutiva de Asistencia Técnica del INFOCOOP.
Con ello tienen la esperanza de obtener el permiso del Ministerio de Salud para así lograr un producto natural de reconocida calidad y colocarlo para el público en farmacias, supermercados, estéticas bajo la marca de Naturtico.
COOPESARAPIQUÍ R.L ofrece 1200 metros en senderos del tour completo de café, guía bilingüe, visita a la finca orgánica para conocer el proceso de abono orgánico, el cañón del río Sarapiquí, cataratas, restaurante, cafetería y tienda de souvenirs.